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SONETO PARA ACABAR UN AMOR
Manuel Alcántara
He quemado el pañuelo por si acaso se pudiera tejer de nuevo el lino. Le sobra la mitad del vaso al vino y más de media noche al cielo raso.
Tenía que pasar esto. Y el caso es que estando yo siempre de camino y estando tú parada, no te vi y no me ha cogido el amor nunca de paso.
Puede que salga a relucir la historia porque nunca se acaba lo que acaba, que se queda a vivir en la memoria.
Echa a andar el amor que te he tenido y se va no sé dónde. Donde estaba. De donde no debiera haber salido.
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ESTRELLA DE ALTA MAR, MÁRCAME EL RUMBO...
José Albi
Estrella de alta mar, márcame el rumbo. Puerta del corazón, dame cobijo. Enamorada miel, tenme en tus labios. Arrebatada luz, ponme en tus ojos. Paloma en libertad, cédeme el vuelo. Palmera, cielo al fin, hazme a tu imagen. Ámbito de mi fe, cólmame el gozo. Mujer y nada más, sé toda mía. Tú, mi dolor, mi sed, mi sobresalto, mi júbilo y mi luz a manos llenas. Revelación total, regocijémonos Llave de mi ansiedad, dame la vida. Hoguera de cristal, torre encendida, ensimismada alondra de la tarde, gloriosa claridad, lirio iniciado, milagro de la paz y de la espiga. Dame la paz, la paz, tú siempre amada. Para siempre la paz y la esperanza.
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Subes del mar, entras del mar ahora...
Rafael Alberti
Subes del mar, entras del mar ahora. Mis labios sueñan ya con tus sabores. Me beberé tus algas, los licores de tu más escondida, ardiente flora.
Conmigo no podrá la lenta aurora, pues me hallará prendido a tus alcores, resbalando por dulces corredores a ese abismo sin fin que me devora.
Ya estás del mar aquí, flor sacudida, estrella revolcada, descendida espuma seminal de mis desvelos.
Vuélcate, estírate, tiéndete, levanta, éntrate toda entera en mi garganta, y para siempre vuélame a tus cielos.
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Artículo I Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera.
Artículo II Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes más grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo III Queda decretado que, a partir de este instante, habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho a abrirse dentro de la sombra; y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde crece la esperanza.
Artículo IV Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo. Parágrafo único: El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.
Artículo V Queda decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira. Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras. El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia, porque la verdad pasará a ser servida antes del postre.
Artículo VI Queda establecida, durante diez siglos, la práctica soñada por el profeta Isaías, y el lobo y el cordero pastarán juntos y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo VII Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa para siempre enarbolada en el alma del pueblo.
Artículo VIII Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo IX Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de su sudor. Pero que sobre todo tenga siempre el caliente sabor de la ternura.
Artículo X Queda permitido a cualquier persona, a cualquier hora de la vida, el uso del traje blanco.
Artículo XI Queda decretado, por definición, que el hombre es un animal que ama, y que por eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo XII Decrétese que nada estará obligado ni prohibido, todo será permitido, incluso brincar con los rinocerontes y caminar por las tardes con una inmensa begonia en la solapa. Parágrafo único: Solo una cosa queda prohibida: amar sin amor.
Artículo XIII Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas venideras. Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada fraternal para defender el derecho de cantar y la fiesta del día que llegó.
Artículo Final Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los diccionarios y del engañoso pantano de las bocas. A partir de este instante la libertad será algo vivo y transparente como un fuego o un río, y su morada será siempre el corazón del hombre.
Mario Benedetti
Que descanse en paz
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El extraño que vino de lejos Leopoldo Alas Minguez
No sé cómo aprendimos a querernos, qué hubo en vosotros de mí, qué nos dimos. Corre la vida y estáis al pie de otros edificios, zarandeados, llevados, retenidos en la trama. Pero decidme si habéis elegido, si queríais estar donde estáis y en qué modo se ovilla y desovilla el hilo que nos guía y que nos ata.
No sé por qué no compartimos las mismas habitaciones ni comemos en los mismos restaurantes. Por qué os reproducís. De qué sirven los destellos que se apagan, las lunas negras, los días sin huella.
Padres que fueron hijos, hijos que se hacen padres y niñas que se quedan de pronto embarazadas. Entenderlo, verlo todo de fuera. Pero también entrar, acercarse a las chimeneas de vuestros salones como el extraño que vino de lejos y os cuenta cuentos, os gasta bromas, os dice versos, baila con vosotros, enseña a jugar a vuestros hijos.
De este modo fuisteis construyendo la historia que jamás fue nuestra historia. Y la misma cadena que une vuestros destinos, a nosotros nos libera: para contaros cómo fue vuestro tiempo, qué costumbres teníais, cómo intentabais amaros, qué aficiones os ocuparon, qué dudas os asaltaban, qué palabras os confortaron, qué silencios os preocupaban. La historia de vuestra historia para alumbrar vuestras sombras y arrancar vuestras mentiras. Cómo fue vuestro tiempo de soledad en compañía pues de vivirlo tanto, jamás lo comprendisteis.
De "La posesión del miedo" 1996
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La tierra natal
Ana Ajmatova
No la llevamos en oscuros amuletos, Ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella, No perturba nuestro amargo sueño, Ni nos parece el paraíso prometido. En nuestra alma no la convertimos En objeto que se compra o se vende. Por ella, enfermos, indigentes, errantes Ni siquiera la recordamos.
Sí, para nosotros es tierra en los zapatos. Sí, para nosotros es piedra entre los dientes. Y molemos, arrancamos, aplastamos Esa tierra que con nada se mezcla. Pero en ella yacemos y somos ella, Y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.
Versión de María Fernanda Palacio
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Delmira Agustini
Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; bebieron en mi copa tus labios de frescura; y descansó en mi almohada tu cabeza fragante; me encantó tu descaro y adoré tu locura.
¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas; y si duermes, duermo como un perro a tus plantas! ¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura; y bendigo la noche sollozante y oscura que floreció en mi vida tu boca tempranera
Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; bebieron en mi copa tus labios de frescura; y descansó en mi almohada tu cabeza fragante; me encantó tu descaro y adoré tu locura.
¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas; y si duermes, duermo como un perro a tus plantas! ¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura; y bendigo la noche sollozante y oscura que floreció en mi vida tu boca tempranera
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LECCIÓN DE METAFÍSICA
Jesús Aguado
Lo que existe parece que no existe porque tú lo has tocado ser adentro, porque tú lo has tocado beso adentro con la nerviosa lengua de la nada.
Me palpas con tus manos infinitas (no son manos, lo sé, sino estallidos: el tiempo que no llega nunca a tiempo, un tiempo adelantado o retrasado que acaba siendo mar o nebulosa) y se borra mi cuerpo, y al borrarse por fin se hace visible: un signo cero suspendido en el aire entre nosotros.
Me piensas con tu boca y con tu sexo, esos dos silogismos refutables, esos dioses borrachos que han perdido la pizarra o azar donde escribirme.
Y al pensarme me restas, me haces menos, me deshaces, me viertes al vacío, me entregas al no ser y maniatado.
Parece que no existo por tu amor porque tu amor me funda, es el origen, ese punto o lugar donde está todo (también lo que no está: tu ausencia: nada).
Tu cuerpo me hace náufrago, un islote de repente ignorado por el cosmos, meteorito tachado de los mapas, nave sin un planeta al que volver que fuera giro a giro di-sol-viéndose en la luz cegadora del olvido.
Tu cuerpo hace que exista lo que existe: tu cuerpo hace imposible lo que existe.
Lo que existe parece que no existe porque tú lo has dejado sin besar.
Parece que no existes porque tienes unos labios carnosos y unos dedos que dibujan el mundo.
Nada y todo se abrazan en tus piernas cuando salen a respirar del fondo de tu mente.
Me piensas con tu nuca y con tu ombligo, me piensas con tus huesos y tus músculos, me piensas con las sillas de tu casa, me piensas con el agua y el jabón, me piensas con los árboles del bosque, me piensas con tus heces y tus gritos, me piensas no pensándome y, pensándome.
Me piensas, no me piensas: es lo mismo.
Por ti me piensa el tiempo y el espacio.
Me piensan las paredes de este cuarto, me piensan con la cal y con las manchas, me piensan con la sombra de mi cuerpo. Y al pensarme me borran, ya no estoy y ya no queda nadie en este cuarto.
El amor es un cuarto que no existe donde duerme a resguardo lo que existe.
Y el amor es un cuarto que sí existe donde duerme a resguardo lo que no.
(Un poema es un plano que refleja el justo itinerario hasta ese cuarto.)
Me piensas con el ser, con el no ser, me piensas con los números caídos del portal de la casa donde vives, me piensan tus jadeos, tus dos gatos, el barro de las ruedas de tu coche,
me piensan tus palabras cuando callan y ya no son palabras sino cuerpo,
me piensas cuando pienso en ti y el aire se adensa entre nosotros y parece un huracán inmóvil y desnudo.
más allá de ti nos piensa lo impensable (y viene hacia nosotros a la velocidad de las arañas muertas para hilarnos al no).
Busquemos el silencio para amarnos.
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LAS OCUPACIONES NOCTURNAS
Jorge Enrique Adoum
Prólogo: Fundación de la ciudad
Y ahora en dónde sobre qué vínculo en qué botín he de apoyar el alma en qué piedra por favor en qué ayer. Nadie me dijo que comenzarían hoy los siglos de la noche. Lunes de una ciudad sobre la desolación.
Aquí hubo una población ya desplumada su cacique en pedazos. ¿Y el plano de las destrucciones? ¿Y los solares que trazó el destrozo?
Me voy a inventar una ciudad. Es preciso fundar un nombre, apenas vísperas de una capital, como una predicción. (Yo podría llamarla Imaginada, Abandonada, Nada.) Solamente un sonido que nadie oye útil para establecer la propiedad sobre la duración de los resucitados.
Ah no nacida. Nombrada solo. Solo viento sin ladrido que ahuyentara el exceso de muerte. Heme aquí clavando el estandarte de un ruido solitario jugando con campanarios dibujando calles inmemoriales enviando especialistas en provocar el eco para no sentirme solamente solo sino muchísimo más solo. Completando la envoltura oral de una ciudad que fue y que después ha de habitar el hijo de quién de quién sepultado vivo en su armadura que será estatua viva de una estatua colérica y velluda. Volcada. Porque no tuvo tiempo todavía para las acomodaciones nuevas del amor.
De "Los cuadernos de la tierra" (IV) 1952 - 1
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Homenaje al viento y a los árboles Adonis Ali Ahmad Said Esber
DESNUDO, el viento se pasea.
Si el espacio llorase, como pretende la nube, el viento sería una historia de lágrimas.
Arbol-* feminidad del viento.
En el polvo toco los dedos del viento. En el viento leo la escritura del polvo.
El camino no puede avanzar de verdad más que a través de un viento dialogante con su propio polvo.
El polvo tiene un cuerpo que no baila sino con el viento.
El aire- único amante que duerme con el fuego en la misma túnica.
El viento posa la mano derecha en el hombro de la rosa y se mete la izquierda en el bolsillo: Viento- ladrón de perfume.
El viento no cosecha más que ceniza y trabaja como si no conociera más que la siembra.
¡Viento!- Establo en la ciudad caballo en la aldea.
...música que viene de árboles tañidos por el viento.
El sol es más ordenado que el aire. El aire es más justo que el sol.
El viento no firma las cartas que escribe.
La lluvia es el bastón del aire, el aire es el columpio de la lluvia.
Nubes- libros que el viento desgarra.
Espacio- mar oscilante. cuyas olas son el aire.
El polvo lee lo que no ve. El viento dice lo que no sabe.
El viento es el dialecto en la naturaleza. La luz es la lengua culta.
Todo tiene un trono donde sentarse, salvo el viento: él es su propio trono.
El aire- único amante con quien baila la rama mientras ella se dispone a acostarse con otro amante.
El fuego dijo: proclamaré a la ceniza albacea. La ceniza dijo: no escribiré mi testamento. El viento dijo: yo seré el testigo.
Vientos- cuerpos que caminan con pies invisibles como de ángeles.
El viento es la cuerda que flota en el espacio y es a la vez el artista y la música.
Viento- palabra confusa que murmura el silencio cósmico.
El viento enseña silencio aunque no cese de hablar.
El viento está repleto de órganos. Los órganos estén repletos de gente.
Viento- espiración del espacio.
Danza es el viento y todas las cosas salones de baile.
El árbol pregunta a sus ramas mas le responde el viento.
Árboles... libros hojeados por el viento.
Cuando el aire se asoma las ramas compiten en estirar el cuello.
Humo- siembra que sólo puede cosechar la hoz del viento.
Aire- pañuelo de la hierba.
Los árboles tienen sueños que sólo se despiertan en la almohada del viento.
Pasos del viento- campanas que dejan el espacio en velación perpetua.
Hoy, triste por el aire enfermo, la adelfa no ha bailado.
Camino- caravana de rosales cuyas ramas portan un palanquín rojo.
La polvareda siempre cambia de forma para saludar a su amado, el viento.
Al árbol le gusta entonar canciones que el viento no recuerda.
Oigo campanas de polvo colgadas tristemente al cuello del viento.
Viento- puerto único, movimiento perpetuo hacia lo desconocido.
*A diferencia del español, la palabra árbol en árabe es femenina.
De "Homenajes" 1988 Versión de María Luisa Prieto
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